Los meses de calor necesitas tomar una dosis superior de agua, no sólo para refrescarte, sino para mantener una buena hidratación del organismo. La alimentación puede ayudarte, gracias a ingredientes y platos que contienen mucha agua, pero que a la vez son refrescantes, saludables y buenísimos. Hablamos de ensaladas, sopas frías, frutas y hortalizas de temporada y, en general, de platos ligeros.
Sobre todo es importante no hacer comidas abundantes, ni con mucha grasa. Los platos deben ser ligeros y sin cocciones demasiado largas. Y debes comer mucha fruta y hortalizas de verano —mejor, si son de proximidad—, ya que son ricas en agua y vitaminas, con un alto contenido en fibra y otros nutrientes, que ayudan a tener unas digestiones más ligeras. Son sin duda la mejor alternativa gastronómica para los meses de calor.
La fruta de temporada es una fuente natural de hidratación. Especialmente refrescantes son la sandía y la fresa, dos de las frutas más ricas en agua, con un 92% del total de su contenido. Sin embargo, no son las únicas frutas de verano que te pueden ayudar a refrescarte a través de la comida. El melón (un 90% de agua), el melocotón (88%), la piña (87%) y los albaricoques (86%) también son buenas opciones. Si no quieres comer directamente la fruta, también puedes optar por hacer una macedonia variada, unas brochetas de fruta o preparar zumos —donde puedes incorporar frutas de sabores más ácidos, como el pomelo, que tiene un 91% de agua— y licuados de fruta natural.
Y con la fruta, sola o combinada con verduras y hortalizas, puedes preparar también sopas muy saludables, hidratantes y refrescantes. Para empezar, no te olvides de la sopa de verano por excelencia, el gazpacho, una propuesta fría que te aportará muchas vitaminas y será de lo más refrescante. Pero no debes limitarte sólo al tomate, lo puedes hacer con diferentes combinaciones con sandía, fresas, cerezas, melón… y con otros vegetales, tanto o más refrescantes e hidratantes, como por ejemplo el pepino, la zanahoria o los pimientos, que son ideales para incluirlos en tu dieta de verano.
Platos más ligeros Aparte del gazpacho, otros platos interesantes que se pueden comer fríos son el salmorejo, el ajoblanco, la vichyssoise, las cremas de verdura (de calabacín, de remolacha…) y la escalivada. Otros vegetales que ofrecen un alto aporte de agua son los de hoja verde, como las espinacas, la lechuga, la col… con las que puedes preparar ensaladas muy diversas. Además, al consumir los vegetales crudos, éstos mantienen todas sus vitaminas y propiedades. Por lo general, las frutas y hortalizas de temporada no sólo te ayudarán a hidratarte, sino que también te aportarán minerales (calcio, magnesio) y fibra. Además estos ingredientes tienen pocas calorías.
Agua y más agua Para beber, nada más refrescante e hidratante que el agua, pero si quieres darle un toque diferente, puedes añadirle unas rodajas de limón o prepararte aguas aromatizadas, con frutas, especias… También son muy eficientes los tés suaves y las infusiones de hierbas -frías o con hielo- y los batidos de fruta.
Los helados y bebidas granizadas son los reyes del verano. También puedes optar por los helados y granizados artesanos y por los elaborados con fruta natural, puesto que son más refrescantes, menos calóricos y contienen menos azúcar. Su consumo contribuirá a un importante aporte de agua para tu organismo. ¡Porque en verano puedes disfrutar de la comida y mantenerte bien fresco e hidratado!