Ya estoy aquí mes 3 - Orangutan
La “crisis de lactancia” de los 3 meses
Las mal llamadas “crisis de lactancia” son en realidad períodos madurativos perfectamente normales en los que se produce un pico o brote de crecimiento que implica que el bebé tenga mayor necesidad de leche y, por lo tanto, demande más pecho. Las mamás de repente advierten que su bebé se “pelea” con la teta, hace tomas muy cortas (apenas 5 minutos), se echa hacia atrás y demanda constantemente. Prácticamente pareciera que está rechazando el pecho o que no obtiene leche suficiente.
Como a los tres meses suele producirse un cambio en la producción de leche, que funciona menos como un almacén y más como un grifo (el pecho se nota menos lleno y apenas gotea leche), es frecuente que algunas madres se preocupen, pensando que se quedan sin leche.
Las “crisis de lactancia” son pasajeras y lo único que hay que hacer es tener paciencia y seguir ofreciendo el pecho a demanda. Poco a poco la producción de leche irá aumentando hasta satisfacer las nuevas necesidades de tu peque, que pronto estará tranquilo de nuevo.
¡Cuidado con las caídas!
Parece que nunca nos va a pasar… pero pasa. El bebé comienza a moverse más y a tener mayor fuerza y control de su cuerpecito y su coordinación, por lo que podría hacer algún giro inesperado. Es importante que nunca nos despistemos ni lo dejemos solo en la cama, el sofá o cambiador, e incluso pongamos barreras en la cama si se practica colecho.
Si tienes que hacer cualquier cosa, llévate contigo a tu bebé o déjalo en un sitio seguro. Incluso el suelo puede ser una buena opción, ya que es imposible que se caiga de ahí.
El sueño del bebé
A los tres meses, los bebés suelen dormir unas 14 horas al día, con 9-12 horas de sueño por la noche (interrumpidas por los despertares lógicos del sueño de un bebé) y 3 ó 4 siestas en las horas de luz.
Aunque mucha gente lo aconseja, no se recomienda evitar que duerma durante el día para conseguir que duerma toda la noche. Si no descansa cuando lo necesita, irá acumulando cansancio e irritabilidad, afectando inevitablemente a las noches. Se suele decir que para conseguir noches tranquilas son necesarios días tranquilos: las siestas diurnas son imprescindibles para su correcto desarrollo integral.
Es importante saber que los bebés pueden llorar y hacer ruiditos durante la fase de sueño ligero. Es normal y no significa que su descanso sea de mala calidad. Los despertares son también normales, ya que aún necesita comer de noche, y además comprobar que no están solos y pueden ser atendidos en caso de necesidad.
Otros hitos madurativos
En esta etapa el bebé adquiere importantes hitos motores, sensoriales, cognitivos, sociales y emocionales. ¡Vuestro peque está trabajando mucho para adaptarse al nuevo mundo que le rodea!
Los logros importantes en su motricidad son:
- Levanta su cabeza y tórax cuando está acostado boca abajo (en este período el bebé debe seguir durmiendo boca arriba, pero es conveniente jugar con él a ratitos boca abajo, sobre nuestro pecho, o porteando, para potenciar así su desarrollo motor).
- Estira las piernecitas y patalea cuando está acostado.
- Abre y cierra sus manos, cogiendo y soltando objetos.
- Lleva sus manos a la boca.
Sus logros visuales y auditivos son:
- Sigue los objetos en movimiento.
- Reconoce los objetos y personas familiares a cierta distancia.
- Sonríe al sonido de vuestra voz (¡algunos bebés incluso ya empiezan a reír a carcajadas!).
- Gira la cabeza hacia la dirección de sonidos o voces.
- Disfruta jugando con otras personas y es posible que llore si dejan de jugar con él.
- Es más comunicativo y expresivo con su rostro y con su cuerpo: puede dar pataditas de felicidad, por ejemplo, si le hablamos o jugamos con él.
- Imita algunos movimientos y expresiones faciales: pone cara de susto, pena o alegría si ve estas expresiones reflejadas en nuestro rostro.
Estimulación
En este período está recomendado usar mantas o colchonetas de juego, así como sonajeros y otros juguetes que pueda sostener y manipular fácilmente con sus manos y hagan ruido. Aunque os parezca increíble, ¡es aquí donde comienzan a sentarse las bases para el posterior desarrollo de la lectoescritura!
Tipos de apego
Según el tipo de relación e interacción que ofrezcamos al bebé, este puede desarrollar diferentes tipos de apego. En la actualidad sabemos que el tipo de apego que desarrollemos con nuestros hijos determinarán no solo gran parte de su forma de ser, sino también el tipo de relaciones emocionales y afectivas que tendrán en el futuro. Los 4 tipos de apego reconocidos por la psicología son:
- Apego seguro: está caracterizado por la incondicionalidad. Los progenitores atienden correctamente las necesidades de su hijo/a y, como consecuencia, el niño o la niña se siente querido, aceptado y valorado. De esta forma, desarrolla una sana autoestima y tiene un desarrollo psicológico y emocional saludable. Para ello, es fundamental atender su llanto siempre que podamos, tener tiempo en calidad y cantidad y dar una respuesta adecuada a sus necesidades básicas, entre las que se encuentran las afectivas y emocionales.
- Apego ansioso (y ambivalente): el cuidado y las atenciones de sus padres son inconsistentes y, como consecuencia, el niño o la niña no confía del todo en sus cuidadores y tiene una sensación constante de inseguridad. Sus cuidadores a veces están disponibles y otras veces se muestran ausentes o distantes. Los peques acaban sintiendo inseguridad, miedo y angustia, sobre todo ante las separaciones, así como inquietud y recelo cuando el cuidador vuelve. De adultos pueden ser personas inseguras, con problemas de vinculación y propensas a la dependencia emocional.
- Apego evitativo: cuando existe distancia emocional y los cuidadores no muestran casi nunca disponibilidad, atención, cercanía y cariño hacia el niño o la niña, los peques asumen que no pueden contar con ellos y reproducen, como un espejo, la misma conducta de evitación con sus padres, ya que ellos son sus referentes y no conocen otra. Estos menores se sienten poco queridos y valorados, sienten estrés por no sentirse protegidos y muchas veces no expresan las emociones propias ni entienden las de los demás, por lo que acaban evitando las relaciones de intimidad. En la edad adulta, se producen sentimientos de rechazo de la intimidad con otros y dificultades de relación.
- Apego desorganizado: es una mezcla entre el apego ansioso y el evitativo. La causa es que los cuidadores han sido negligentes y el niño se siente abandonado. Tienen tendencia a conductas explosivas y destructivas, evitando la intimidad. De adultos suelen ser personas con alta carga de frustración e ira, que anhelan relacionarse con otras personas, pero a la vez las rechazan.
La depresión posparto y el sentimiento de culpa de las madres
Es habitual que muchas mujeres sientan culpa por muchas cosas que suceden con su bebé (o, incluso, por las cosas que no le suceden al bebé), sobre todo si son primerizas. Es importante que comprendan que a ser madre se aprende, y que es perfectamente normal y lógico tener dudas cuando se hace algo por primera vez: cuando nace un bebé, también nace una mamá.
A veces el entorno no ayuda y la nueva madre recibe críticas y juicios que pueden aumentar el nerviosismo y la inseguridad. Obtener información actualizada y contar con una red de apoyo (pareja, familia, amigos, otras madres, etc.) reduce las probabilidades de sufrir algún trastorno psicológico posparto.
Aun así, son más comunes de lo que pensamos, aunque por desgracia están infradiagnosticados. Su origen es multifactorial (factores hormonales, hereditarios, psicológicos, ambientales, etc.) y el más común de todos ellos es la depresión postparto. Puede aparecer hasta más allá del año después de haber dado a luz y es importante recibir atención profesional para que la salud de la madre y de su bebé no se vean afectadas.
Recuerda que no es culpa tuya y que pedir ayuda no es signo de debilidad, sino de responsabilidad. El diagnóstico y tratamiento tempranos son fundamentales para que vuelvas a sentirte tú misma cuanto antes.