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¿Sabías que...
 
a partir de los 7 meses tu peque empieza a comprender que si sales de su campo visual no dejas de existir? A esta edad los niños y niñas desarrollan el llamado “sentido de permanencia”. Hasta ese momento, si un objeto o persona desaparecía de su vista, lloraban porque pensaban que había dejado de existir, pero ahora ya saben que “permanece” y si un objeto se cae, lo buscan en el suelo. Si su padrese esconde, espera que vuelva a aparecer y se ríe cuando lo vuelve a ver. Y si su madre sale de la habitación, ¡comprende que volverá!.

 

Alergias alimentarias

Las alergias más frecuentes y más precoces en niños son las alergias alimentarias, concretamente a la leche y al huevo. Por lo que es frecuente que se manifiesten en esta etapa, la de la introducción de la alimentación complementaria. 
Aunque no es fácil prevenirlas, sí podemos tomar precauciones para detectarlas: 

  • No esperar a ofrecer alimentos alérgenos, ya que cuanto más tarde se le den, mayor parece ser la probabilidad de alergia.
  • No introducir nunca más de un alimento nuevo a la vez.
  • Esperar 24 horas antes de introducir otro alimento nuevo.
  • Dar a probar al bebé los alimentos nuevos durante el día, y no por la noche, para poder observar si aparecen síntomas. En caso de que así sea, lo aconsejable es acudir de inmediato a urgencias.
Actualmente se suele recomendar a la madre que amamanta seguir una dieta sin restricciones, excepto si se ha confirmado que el lactante es alérgico a proteínas de la leche o similar. Entonces sí se puede aconsejar evitar ciertos alimentos.
 

Las caries 

La caries de la infancia temprana, conocida popularmente como caries rampante, puede aparecer con los primeros dientes. Se trata de una patología muy rápida, por lo que detectarla a tiempo es fundamental para tratarla y neutralizarla. 
Se suele manifestar como una mancha blanca, una erosión o una irregularidad en el esmalte.

Para prevenirla es muy importante cuidar la salud bucodental desde pequeños con una correcta higiene y cuidado de los dientes desde el primero, ya que su aparición está directamente relacionada con la higiene y la alimentación.
La caries en bebés y niños se debe a que las bacterias se alimentan del azúcar de la leche y otros alimentos, que queda adherido a los dientes del niño, donde proliferan y van destruyendo la mineralización de la superficie dental. Es importante la limpieza de encías y dientes.

Estreñimiento tras iniciar la AC

El cambio de alimentación en esta etapa puede provocar cambios en la microbiota (flora intestinal) que pueden favorecer el estreñimiento. Es normal que el sistema digestivo del peque responda con una ralentización y endurecimiento de las heces, ya que la leche materna y de fórmula están compuestas en su mayoría por agua, ¡por eso son más fácilmente digeribles!
Con la introducción de sólidos, en cambio, se reduce la proporción de agua y el bebé comienza a tomar alimentos astringentes (como el plátano maduro, la manzana asada o la zanahoria, el arroz y la patata cocidas) y otros que le pueden provocar más gases que la leche. Nada de esto quiere decir que no tengamos que seguir ofreciéndole al bebé estos alimentos, ¡su estómago se tiene que acostumbrar a digerirlos!

Para ayudar a hacer caca al bebé podemos aumentar la cantidad de líquido que toma ofreciéndole más agua, así como más frutas y verduras en cada comida (además de ser alimentos ricos en agua, favorecen la deposición).
Además, no debemos forzar al bebé a comer más cantidad de la que desee ni limitar su acceso a la lactancia para lograr que así ingiera más sólidos. La alimentación complementaria, como su propio nombre indica, complementa a la lactancia. De hecho, si el bebé tiene sed, es normal que nos pida más leche y rechace la comida. Es mejor que tome leche a que beba agua, aunque debemos seguir ofreciéndole esta en cada comida.

El botiquín infantil

Cualquier medicamento que tengamos en casa deberá mantenerse fuera de la vista y el alcance de los niños. Aunque parezca una obviedad, es lo primero que hay que recordar a la hora de preparar el botiquín infantil.
Los niños y niñas pequeños nos imitan constantemente y suelen jugar a ser mayores y hacer lo que hacen los adultos, incluido tomar medicación, por lo que se recomienda que cuando vayamos a utilizar los medicamentos, los niños no estén mirándonos. También es importante separar el botiquín infantil del botiquín para adultos.

Estos son los productos que debemos tener guardados en el botiquín infantil:
  • Termómetro. A ser posible digital, es más fiable que el de oído.
  • Material de curas para pequeñas heridas. Gasas, esparadrapo de papel (que es más fácil de retirar después), tijeritas (para cortar la gasa) y un antiséptico transparente con clorhexidina, como Cristalmina® u Oliderm®. Por último, las tiritas con dibujitos de sus personajes favoritos ¡tienen el poder curativo extra de encantar a los peques! Son muy útiles para arañazos, rasguños y pequeñas heridas.
  • Antitérmicos. El paracetamol o el ibuprofeno son los clásicos. Como analgésico y antitérmico es mejor utilizar el paracetamol vía oral, cuidando siempre de ajustar la dosis como nos indica el prospecto. El ibuprofeno, además del efecto antitérmico, tiene también propiedades antiinflamatorias.
  • Cremas para las quemaduras. Las quemaduras leves y superficiales que solo producen enrojecimiento de la piel se podrían tratar con una crema que refresque con Aloe vera o simplemente vaselina. Cremas con antibióticos podrían ser útiles en ciertos casos (tu pediatra o enfermera/o te indicará en cada caso). Pero si la quemadura ha producido ampolla es necesario consultar a los profesionales, ya que estaríamos hablando de una quemadura de segundo grado.
  • Asimismo, hay productos que no deberíamos tener en el botiquín infantil, por el riesgo que conllevan:
  • Antisépticos con yodo, povidona yodada (Betadine®).
  • Medicamentos para los vómitos, como Motilium® o Primperán®.
  • Jarabes para la tos, mucolíticos, expectorantes o descongestivos. A no ser que hayan sido prescritos por el médico, su uso general está actualmente desaconsejado por impedir la movilización de moco, lo que puede ser contraproducente. Es mejor consultar al médico antes de medicar con ellos a los niños.
  • Antibióticos “por si acaso empeora”. Estos deben ser siempre prescritos por su pediatra. De lo contrario, podrían empeorar la situación y provocar resistencias.
  • Cremas con antibióticos o antifúngicos para el pañal.
  • Medicamentos caducados.
  • Medicamentos abiertos pasado un tiempo (normalmente indicado en el envase).
  • Colirios o gotas para los oídos que lleven abiertos más de un mes.
  • Medicamentos sin caja ni prospecto y, en general, mal identificados.
  • Medicamentos para adultos mezclados con los infantiles. Se puede dar una situación muy peligrosa si por error administramos a un niño pequeño un medicamento para adultos.


Para golpes y hematomas, nada mejor que el hielo: una bolsita de hielo (o de guisantes congelados) envuelta en una toalla puesta en los primeros 5-10 minutos tras el golpe, durante unos 20-30 minutos, disminuye considerablemente la inflamación y el dolor. Se puede volver a aplicar cada 2 ó 3 horas durante los primeros dos días, si es bien tolerado.

El sueño del bebé

A estas alturas muchas familias se preguntan por qué su bebé no duerme ya toda la noche del tirón. Lo cierto es que, al contrario de lo que mucha gente espera, a esta edad solo un pequeñísimo porcentaje de bebés duerme de seguido toda la noche.

La AEPED incide en que, de forma general, hacia los 6-7 meses se establece ya un ritmo de "vigilia-sueño", con un sueño nocturno que puede llegar hasta las 5 horas seguidas. Pero que pueda ser, no quiere decir que deba ser. Hay bebés que duermen 5 e incluso más horas del tirón, y otros que no.

Depende mucho de los ritmos de cada familia, y de cómo sean los días, el que duerman mejor o peor por las noches. Y es que el sueño de los bebés es muy frágil: cualquier evento lo altera, y por eso sigue siendo importante tratar de ofrecer calma y estabilidad a tu bebé.


Los primeros zapatos del bebé… ¿para gatear?

Muchas familias dudan de si poner zapatos o no al bebé durante la etapa del gateo. La respuesta es no, los especialistas en desarrollo infantil recomiendan que no se calce al bebé hasta que comience a dar sus primeros pasos e, incluso en este momento, como mejor se desarrolla el pie de bebés y niños es andando descalzos la mayor parte del tiempo (todo lo que se pueda) o, en su defecto, con unos calcetines antideslizantes. 

Y no te preocupes si tu peque no gatea, no pasa nada. Probablemente se desplazará de otra forma o se pondrá directamente en pie cuando llegue el momento. Hay muchos bebés que se saltan esta fase y, aunque tradicionalmente
el gateo y el desarrollo infantil han sido dos conceptos muy asociados y considerados indicativo de salud en el bebé, ya hace tiempo que los especialistas señalan que gatear no es imprescindible para un óptimo desarrollo. 

Es más, recientemente el gateo ha dejado de ser un hito a valorar en el desarrollo motor del bebé: su ausencia no es indicativa de una anomalía en el desarrollo.

Estimulación del bebé
En esta etapa cobra especial importancia el movimiento libre, que se basa en la premisa de que el bebé tiene que llegar a cada postura por sí solo. Es fundamental no sentarlos ni ponerlos de pie si no lo hacen por ellos mismos, para promover que desarrollen su musculatura de manera natural y para que busquen su equilibrio y su centro de gravedad por si solos. 

Cuida que la habitación donde practica esté despejada, los muebles en los que pueda apoyarse bien anclados a las paredes y que no haya elementos peligrosos a su alcance, como artículos de decoración que puedan romperse, objetos de piezas pequeñas que pueda tragarse, calefactores con los que quemarse o enchufes donde meter los dedos. También es recomendable poner protección en las escaleras. 

Forzar al peque a caminar estirándole los brazos desde arriba está desaconsejado. ¡Cada peque tiene su ritmo y hay que respetarlo! Así que olvida las comparaciones ¡y disfruta de cada etapa de tu pequeño, que pasan volando!

Para fomentar su desarrollo en esta etapa puedes proporcionarle juguetes que motiven el movimiento. Por ejemplo: rodaris, juguetes con ruedas que el peque pueda deslizar por el suelo, o pequeñas pelotas con diferentes texturas. También es fundamental reforzar el uso de cuentos para fomentar su desarrollo del habla, crear rutinas nocturnas y reforzar el vínculo afectivo.