Ya estoy aquí mes 9 - Orangutan
Alimentación infantil
Los 9 meses suele ser la edad a partir de la cual los pediatras se preocupan si un bebé aún no come alimentos porque los rechaza. Si se alimenta sobre todo de leche, podría empezar a tener carencia de hierro, y deben establecerse pautas para evitar que el bebé acabe teniendo anemia. Por lo general, el pediatra prescribirá un suplemento de hierro con el fin de evitar está complicación (ya que la anemia provoca un descenso del apetito, y puede afectar al desarrollo y a los patrones de sueño), y os animará a probar ofreciendo los alimentos en trozos, si aún no ha empezado, o triturados, si con los trozos come poco; siempre, sin forzar, ya que lo más importante no es tanto que coma, sino que tenga buena relación con la comida desde el principio.
En relación a los alimentos que está ingiriendo, a los 9-10 meses se considera que pueden empezar a comer pequeñas cantidades de yogur y queso fresco. No es que sean necesarios, pues están pensados para ofrecerlos a partir del año de vida, pero medio yogur natural sin azucarar ni edulcorar cada dos o tres días, o un poco de queso fresco, sí se les puede ofrecer, teniendo en cuenta que sigue siendo más importante la leche materna o la fórmula que estos derivados (la cantidad de yogur y queso no debería pasar del 30% de los lácteos que consume el bebé en un día).
El desarrollo del lenguaje
A esta edad el bebé cada vez entiende más cosas cuando le hablamos. Entre ellas, empiezan a comprender la palabra “no”. Es un entendimiento muy rudimentario, que les lleva a saber que no deben hacer algo, sin comprender todavía por qué. Por eso es frecuente que, aunque se detengan tras el “no”, traten de hacer lo que se les prohíbe. Es tanta su curiosidad… Además, ¡muchos empiezan a reconocer su nombre!
El bebé de 9 meses también se divierte con su propia voz y juega a imitar los sonidos de sus padres, los objetos, los animales, balbucea, hace pedorretas y lanza chillidos. ¡Su comunicación es mucho más fluida en esta etapa!
Desarrollo a esta edad
Gracias a una sociabilidad mucho más desarrollada, el bebé de 9 meses interacciona más con las personas que hay a su alrededor, pero al mismo tiempo, en esta etapa aparece el miedo a los extraños, como consecuencia de la ansiedad por separación, y protesta al separarse de sus padres y familiares más cercanos.
Todas las experiencias que va a ir teniendo definirán su carácter y personalidad. Las palabras de caricia y ternura de sus padres son muy importantes para él/ella, así como la contención, los gestos, la comunicación, el acompañamiento. Es cierto que la vida nos atropella, pero en la medida de lo posible, debemos intentar poner freno, para que no les atropelle también a ellos. Unas dinámicas de vida más pausadas serán beneficiosas no solo para sus ritmos, sino también para los nuestros.
En esta etapa aún no se reconocen en el espejo, pero les encanta mirarse, así que es buena idea que tengáis uno (bien sujeto) a su altura, para que pueda comunicarse con ese bebé tan simpático que le observa e imita.
Ya identifica a todos los miembros de su casa, ¡incluso al perro! Si le preguntáis dónde está mamá o papá, o dónde el animal de la familia, el bebé girará su cabeza y abrirá sus ojitos para buscarlos.
Los niños aprenden por imitación, así que si le cantáis alguna canción acompañada de gestos, ¡seguramente intentará imitarlos! Y no solo eso, tened en cuenta que os observan todo el tiempo. Pensad qué tipo de persona querríais que vuestro peque fuera al crecer, al ser adulto. Una vez la tengáis definida, deberíais tratar de ser esa persona, ya que sois su principal modelo de comportamiento.
El sueño infantil
A esta edad, los bebés suelen pasar de hacer dos siestas a hacer solo una siesta diurna. Esto hace que a veces, en el lapso de tiempo en que pasan de las dos siestas a una única, las dos siestas sea dormir mucho, y una sola siesta sea dormir poco. Es normal que durante unos días los horarios estén un poco desajustados.
Igualmente, es probable que siga habiendo despertares nocturnos. Unas rutinas tranquilas antes de dormir pueden ayudar a que la hora de conciliar el sueño sea un poco más fácil, aunque a muchos bebés les encanta ponerse a jugar justo en esos momentos, pues puede ser uno de los pocos del día en los que están con sus progenitores. ¡Nadie dijo que fuera fácil!
El fin de la exterogestación
Nueve meses dentro y nueve meses fuera. Es una manera de decir que durante los primeros nueve meses tras el nacimiento, los bebés necesitan sentirse arropados, contenidos, cuidados, protegidos, casi como si estuvieran en el útero de mamá. A los nueve meses nada cambia en este sentido, pero el bebé empieza a tener mayor interés por su entorno y por eso se habla del “fin de la exterogestación”, el momento en el que pueden preferir estar en el suelo que en brazos (en algunos momentos), para explorar, conocer, tocar, aprender, relacionarse con los objetos, descubrir sus posibilidades y potencialidades.
Empezar a ofrecerles herramientas, juegos y juguetes para que puedan aprender y desarrollarse (al principio, sobre todo, con nuestra compañía), les ayudará en su crecimiento como personitas.